Los prejuicios

Hoy hemos querido prestar especial atención a un tema que se encuentra sumergido en el día a día de todos nosotros pero que suele pasar bastante desapercibido: los prejuicios.

Los prejuicios serían conceptos u opiniones  que tenemos sobre personas, objetos o ideas de manera anticipada. Dicho de otra manera, se trataría de un proceso mental inconsciente que estaría distorsionando nuestra percepción sobre el mundo que nos rodea y que, habitualmente, suele convertirlo en una distorsión negativa.

Si analizamos la común asociación que suele darse entre dos sucesos, el proceso de relación que hacemos puede ser bastante erróneo dado que, generalmente, basamos nuestro juicio en los sucesos que sirven para reafirmar nuestra creencia de base. Esto quiere decir que, si he desarrollado una creencia arraigada sobre X concepto, voy a estar buscando, de manera constante e inconsciente, pruebas que me sirvan para interiorizar más aún mi creencia. Por ejemplo, si estamos convencidos de que la mayor parte de los inmigrantes de nuestro país cometen actos vandálicos, cada vez que la prensa se haga eco de una noticia tal, vamos a estar más seguros de esta premisa.

Nos gustaría pararnos a reflexionar un minuto sobre una cuestión muy importante como son los medios de comunicación. Aunque debería tratarse de una herramienta objetiva, muchas veces consiguen el propósito contrario. ¿Por qué? Debemos darnos cuenta de que en el intento de presentarnos una información de manera imparcial, ésta suele ir acompañada de juicios de valor y expresiones emocionales por parte de las personas que nos la están haciendo llegar: prosodia, expresión facial e incluso juicios de valor personal. Con esto no queremos decir que el máximo objetivo de estos sea hacernos pensar de una manera determinada, pero muchas veces se convierte en algo inevitable y queda ligado a la manera de hacernos llegar la información. Así pues, nos gustaría apelar a la sensatez individual y a la búsqueda activa de otras fuentes de  información antes de crearnos una opinión acerca de lo que está pasando en el mundo en el que vivimos.

En relación a los estereotipos sociales, podemos concluir que solemos sobreestimar la frecuencia de la conducta infrecuente en un grupo minoritario y a recordar mejor esa información. En otras palabras: aunque un suceso haya pasado un mínimo de veces, podemos llegar a verlo como una actividad que sucede la mayor parte de las veces. Una conducta infrecuente podría ser el robo y un grupo minoritario podría ser el árabe. De este modo, solemos recordar mejor cuando un robo o un atraco son cometidos por un grupo étnico minoritario.
Y podemos aventurarnos a decir que este fenómeno lo encontraremos en el origen de la mayoría de los estereotipos.

A pesar de todo esto, es importante destacar que la mayoría de las personas solemos evaluar de manera positiva a otros individuos, es decir, evaluamos positivamente a los demás en mayor medida que de manera negativa. Ahora bien, las evaluaciones positivas y negativas tienen cualidades muy diferentes. La información negativa va a tener más peso que la positiva en la formación de impresiones, y las impresiones positivas van a ser más fáciles de cambiar que las negativas. Dada la evaluación positiva que hacemos generalmente de las personas de nuestro entorno, un aspecto negativo va a destacar muchísimo.

Vamos a tener menos oportunidades de hacer las cosas “mal” que de hacerlas “bien”, aunque en el balance conductual salgan ganando las acciones positivas y aunque lo negativo se haya hecho sin la intención de dañar a los demás.

Es importante destacar que, aunque hablemos de generalidades, vamos a encontrar a personas más propensas a fijarse en los aspectos negativos de la conducta de los demás o que le den más importancia a lo malo que nos hayan podido causar, en comparación con lo positivo.

Enlazando con lo anterior, sería importante señalar que solemos usar atajos mentales con información que nos ayuda al recuerdo y a la interpretación de las situaciones provocando, de este modo, la creación de sesgos mentales. Estos sesgos, llamados en psicología Heurísticos de Representatividad, van a ser usados con mucha frecuencia en situaciones ambiguas o que nos provocan incertidumbre. De hecho, si disponemos de la capacidad y el tiempo de hacer un análisis más detallado, el uso de estos mecanismos se va a reducir notablemente.

Estos heurísticos serían reglas informales que usaremos para estimar la probabilidad de un suceso posterior (B) dado uno anterior (A), y en función a esta estimación tomaremos una decisión u otra.
Estos atajos, que se pueden convertir en trampas, van a ser la causa de la mayoría de los errores de juicio dado que, en su afán por reducir nuestro trabajo mental, van a provocar que tomemos decisiones a partir de una información que está sesgada.

Para entenderlo mejor vamos a poner un ejemplo: Antonio es tímido e introvertido pero colaborador, muy ordenado y detallista, que no tiene muchos amigos y que le cuesta socializar con los demás. Ahora debes elegir la profesión de Antonio entre estas 4 opciones que te vamos a dar:

1.       Dependiente de una tienda.

2.       Comercial.

3.       Profesor.

4.       Bibliotecario.

¿Has escogido que Antonio es bibliotecario? Esto ha sucedido porque las características de la personalidad de Antonio que hemos puesto a tu disposición son más acordes con lo que generalmente se asocia a una persona que trabaja en una biblioteca. Pero ¿sabes qué? Es mucho más probable que Antonio trabaje como comercial, simplemente porque es un puesto de trabajo muchísimo más extendido, a pesar de la introversión de Antonio.

De igual manera que hemos decidido que Antonio era bibliotecario, también podemos hacer atribuciones erróneas teniendo en cuenta sólo información acerca del sexo u origen étnico de un individuo.

Antes de tomar decisiones, debemos ser conscientes de las probabilidades reales y de la información existente.

 No nos dejemos llevar por el camino fácil y no caigas en las trampas que te pone tu cerebro.