A pesar de ser ya reconocido como tal en el gran manual de la psicología DSM IV TR (Diagnostic and Statistical of Mental Disorders/ Diagnóstico y estadísticas de los desórdenes mentales), no es hasta su nueva versión en el 2013 cuando comienza a tener el peso que verdaderamente merece. A pesar de ello, actualmente sigue siendo un desconocido para mucha gente.
Pero, ¿en qué consiste? Quienes sufren de este problema, registran las siguientes conductas:
1. Episodio de falta de control sobre la ingesta de comida de largo duración y durante el cual la persona ingiere más comida de lo que sería entendido como “normal”. Esto es lo que entendemos por “Atracón”.
2. Comer hasta sentirse desagradablemente lleno, hacerlo solo por vergüenza o ingerir la comida más rápido de lo normal.
3. Sufrir un malestar intenso después de dicho episodio de atracón.
4. No intentar paliar la posible ganancia de peso.
5. Cambios frecuentes de peso.
6. Baja autoestima y tristeza.
7. Intentos fallidos por controlar la ingesta de comida.
¿Cuáles serían las causas? Todo lo que podemos ver con nuestros propios ojos no son más que la punta del iceberg que emerge del fondo del mar, en cuya base podemos encontrar diversos motivos que nos han llevado a este malestar físico y emocional.
No nos podemos aventurar a decir cuáles son los motivos, pero sí que hay que tener cuidado ya que nos podemos estar acercando a la Ansiedad o algún componente de la Depresión.
¿Cuándo podemos o debemos consultar con un experto? No podemos quitarle importancia a dicha situación, dado que en el momento en que nos hace perder calidad de vida, nos enfrentamos ante un problema que debemos atajar desde su raíz.
Si te sientes identificado y/o reflejado en alguna de estas conductas, es el momento de pasar a la acción. Reconocer que necesitamos la ayuda de un psicólogo no es motivo de tristeza o fracaso, sino todo lo contrario. Encontrar el valor suficiente de reconocer que algo no anda “bien” es el primer paso para superar nuestros problemas.
¿Algún día podré superarlo? Rotundamente, a la respuesta debe ser un SÍ.
Cuando nos aceptamos y damos el paso de pedir ayuda, ya estamos construyendo los cimientos de nuestra recuperación. Debemos consultar con los especialistas adecuados y no tener miedo de buscar apoyo en nuestras familias y amigos. Por último, pero lo más importante, tenemos que creer en nosotros mismos, en nuestra fuerza y capacidad de salir adelante.
Todos estos serán los ingredientes del éxito.
Tras muchos años de no darle la importancia que bien merece, finalmente nos encontramos ante una sociedad capaz de entender y aceptar esta nueva situación.
Las personas que llevan sufriendo muchos años en silencio, a veces por la vergüenza de no ser entendidos y otras por no haber sido aceptados por los especialistas médicos/psicólogos pertinentes, por fin pueden sentirse representados y aceptados por su problema.
¿A qué esperas para actuar?
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