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El síndrome posvacacional

Tras haber superado el ecuador del periodo vacacional veraniego, aún quedan muchas personas que se preparan para disfrutar de su tan deseado receso estival.

Para todos aquellos que han tenido que volver a la dura rutina del día a día, dedicamos este artículo sobre la “depresión” posvacacional.

Empecemos llamando a las cosas por su nombre. Gracias a los tiempos que corren, cada vez más gente entiende en qué consiste una depresión, la gravedad de la misma y que no es correcto usarla para referirnos a cualquier periodo de bajo ánimo de menor intensidad. De este modo, lo más certero será usar el título de “Síndrome posvacacional” para hacer mención a este trastorno adaptativo.

Acabamos de dar con la clave que nos va a ayudar a entender de qué se trata tal síndrome y de qué manera podemos hacerle frente de la mejor manera posible.

El síndrome posvacacional se trataría de trastorno de la adaptación del individuo que se haría palpable al volver de un periodo de vacaciones a las altas demandas laborales. Su sintomatología sería bastante similar a la del estrés, aunque esta puede variar en tipología e intensidad según la persona y las exigencias laborales de la misma.

Por lo general, se caracterizaría por presentar un cuadro como el que os presentamos a continuación:

-          Falta de energía y cansancio.

-          Bajo estado de ánimo.

-          Apatía e irritabilidad.

-          Ansiedad y nerviosismo.

-          Tediosidad y desolación generalizada.

-          Incapacidad de volver a adaptarse a la actividad laboral.

-          Dificultad para conciliar el sueño.

-          Dolores musculares.

-          Falta de apetito.

Llegados a este punto, sería importante destacar que este síndrome podría ser un indicador de algún tipo de abuso que la persona estaría sufriendo en su lugar de trabajo, tal como Mobbing (acoso laboral/acoso moral en el trabajo).

Generalmente, las personas más afectadas suelen estar por debajo de los 40 o 50 años y también puede darse en la niñez con la vuelta al colegio, aunque este último caso es poco frecuente si el niño se encuentra a gusto en su entorno escolar.

Aunque no existen cifras concluyentes, los individuos más propensos a desarrollar este síndrome serán aquellos que tengan una visión más negativa de su trabajo. Gran porcentaje de la población de nuestro país desempeñan trabajos que nada tienen que ver con su formación profesional o que, por diversos motivos, suponen un verdadero sufrimiento diario. Este grupo de riesgo va a tener mayores dificultades para volverse a adaptar a la rutina laboral tras un largo periodo de descanso y desconexión, por lo que se deberá presentar especial atención en estos casos.

Dado que el síndrome posvacacional no suele durar más de 2 o 3 semanas, muy pocos casos precisarán de ayuda profesional. Pero esto no quita que debamos prestarle atención dado que puede derivar en un síndrome de estrés agudo, en cuyo caso, sí que necesitaría de atención psicológica con la mayor brevedad posible.

Existen una serie de actividades o consejos que todo trabajador puede poner en práctica para prevenir y combatir los primeros síntomas del síndrome posvacacional.

1.       No vuelvas de vacaciones justo un día antes de reincorporarte al trabajo. Aunque a muchas personas les encante disfrutar de sus vacaciones hasta el último segundo, llegar unos días antes de volver al trabajo nos va a ayudar a prepáranos física y mentalmente. ¡Ojo! Esto no significa que tengas que estar de vuelta una semana antes y que no pares de pensar y lamentar la dura vuelta a la rutina que te espera, unos uno o dos días serán suficientes y será aconsejable que realices actividades de ocio y disfrute.

2.       Reordena tu vida fuera del trabajo. Reanudar las actividades extralaborales que solemos realizar nos ayudará a adaptarnos más rápido a la rutina típica del día a día.

3.       Mantente activo durante las vacaciones. Una hora de ejercicio físico cada uno o dos días sería ideal. Sal a caminar, nadar, montar en bici, bailar, etc.

4.       Levántate pronto unos pocos de días antes de reincorporarte. Así estarás ayudando a tu cuerpo a pasar progresivamente de un horario vacacional al laboral. El impacto a nivel físico y emocional se verá reducido notablemente.

5.       Aleja los pensamientos de carácter negativo. “Ahora me queda mucho tiempo hasta mis próximas vacaciones”, “no hay días festivos próximos”, “tengo que hacerme cargo de todas las tareas que dejé pendientes antes de irme”. Llenar tu cabeza con mantras como estos no van a aportarte absolutamente nada. Intenta convertirlos en frases positivas. ¿Por qué no comienzas a buscar ideas para tus próximas vacaciones?

6.       Mantente ocupado. Puedes organizar escapadas para algún fin de semana/días libres próximos, haz un álbum de fotos de tus vacaciones, apúntate a algún tipo de actividad que te ayude a socializar, vuelve a quedar con tus amigos para tomarte una cerveza o reserva cita para un masaje relajante.

7.       Intenta mantener una buena alimentación durante el periodo vacacional. Sí, sabemos lo difícil que es y nadie ha dicho que no puedas darte un capricho, pero no te pases de la raya.

8.       Tómate las cosas con calma. En la medida de lo posible, ten cuidado con las exigencias y tensiones laborales. Es cuestión de tiempo que tu cuerpo y tu mente vuelvan a adaptarse al estado inicial, dales el tiempo que necesitan.

El objetivo de todos estos consejos que te hemos dado es que consigas un transición lo menos brusca posible entre tu periodo de descanso y la vuelta al trabajo. Una de las cosas fundamentales será que seas capaz de mantener una actitud positiva durante todo este proceso.

“Cuando llevas el sol dentro, no importa lo fuerte que llueva fuera”.

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