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Enuresis

No es difícil encontrar a niños bien entrados en años que aún mojan la cama, o personas con diversas patologías mentales.
En psicología, a este trastorno lo llamamos Enuresis y se trata de emisiones de orina por parte del niño/a  o individuo (involuntarias o VOLUNTARIAS) en sitios inapropiados como la cama, aunque éste no es el único lugar. Encontramos la palabra “voluntaria” escrita en mayúsculas porque a veces no se trata de un simple problema a la hora de controlar los esfínteres, sino de que es más cómodo, para el sujeto en cuestión, orinarse encima que levantarse en mitad de la noche para ir al cuarto de baño.

El término Enuresis es más grande de lo que podemos imaginar, y dentro de él se engloban diferentes categorías:

-          Nocturna. Se trata del subtipo más común. Las emisiones de orina se producen a lo largo del sueño nocturno. Generalmente, en el primer tercio de la noche.

-          Diurna. Debemos reconocer que es un subtipo bastante raro. Este tipo de Enuresis está relacionado, la mayor parte de las veces, con ansiedad o preocupaciones (generalmente escolares).

-          Mixta. La Enuresis se da tanto de día como de noche.

-          Continua o primaria. Este subtipo es el que nos vamos a encontrar la mayoría de las veces. La Enuresis se considera continua/primaria cuando las emisiones de orina se dan sin que el niño/a haya demostrado anteriormente el control de la eliminación de la orina. Puede ser también que aún no hayan aprendido a contraer los esfínteres ante las ganas de orinar, o bien, no han asociado aún esa sensación de su cuerpo con la necesidad de orinar.

La remisión de esta clase de Enuresis suele ser espontánea (sola, sin ningún tipo de tratamiento).

-          Discontinua o secundaria. Este tipo de Enuresis es más grave que la anterior dado que ya había un perfecto control de la orina por parte del individuo en cuestión. Suele aparecer entre los 5 y 6 años, de manera más generalizada en mujeres, y suele estar asociado a problemas emocionales.

Este subtipo de Enuresis no presenta una remisión espontánea, por lo que es necesaria la intervención de un profesional.

Ante un suceso como mojar la cama, no hay por qué alarmarse ya que es una situación que se da con frecuencia cuando los infantes están aprendiendo a controlar sus esfínteres y a asociar la sensación fisiológica de su vejiga con la necesidad de ir al baño.

Cuando la Enuresis surge en edades más avanzadas sí que puede convertirse en un problema más importante. Lo primero que debemos hacer es asegurarnos de que la causa no es orgánica (problemas en la tensión vesical, hiperactividad de la vejiga, retraso en maduración de determinadas estructuras físicas, etc.). Una vez descartado el origen fisiológico de dicho problema, podríamos encontrarnos con un Enuresis como efecto secundario a determinados problemas de ansiedad o incluso a un déficit en el proceso de aprendizaje de ir a orinar.
Está claro que esta valoración debe ser realizada por un profesional que, tras determinar el problema de base a la Enuresis, nos indicará qué medidas deberemos tomar para solucionar este problema.

Esta valoración se realizará mediante la evaluación de la naturaleza  del problema, características del mismo, frecuencia, antecedentes y consecuencias.
El tratamiento puede pasar desde diversas clases de fármacos hasta un Entrenamiento Conductual, que es lo que sucede en la mayoría de los casos.

Las técnicas más conocidas y efectivas son tres:

1.       Pipí – stop. Esta técnica es la más efectiva de los que se conocen a día de hoy.
Se trata de un sensor de humedad que se coloca en la ropa de interior de la persona y que activará una alarma ante la menor sensación de humedad. Esta alarma va a  despertar al individuo para que inhiba la micción. De este modo, se está ayudando a asociar la sensación de llenado vesical con el despertar y el control de las ganas de orinar.

Este entrenamiento suele durar entre 2 y 3 meses antes de comenzar a ser efectivo.

2.       Entrenamiento en retención voluntaria. La manera de proceder será la siguiente: los padres/cuidadores alentarán al individuo a beber y, ante las ganas de ir al baño, se le animará a retrasar ese momento (unos 45 aproximadamente). Si se lleva a cabo con éxito, se reforzará a la persona y se le incitará a incrementar el  tiempo de retraso de la micción.

3.       Entrenamiento en cama seca. Llegamos a una de las mejores técnicas, pero más complicada y costosa de poner en práctica.

Aunque podemos modificar dicho entrenamiento según las características de la situación del demandante, de manera generalizada, se trata de despertar al individuo con Enuresis cada X horas. La programación de las horas y la manera de despertar a la persona deben ser decididas por el psicólogo que esté enseñándonos a usar esta técnica. Si cuando despertamos a la persona, ésta se ha orinado encima, tendrá que proceder a limpiarlo todo y cambiar las sábanas antes de poder volver a dormir en la cama.
A pesar de tener éxito en el 75% de los casos, no siempre se lleva a cabo correctamente debido a la gran demanda familiar que supone.

Aunque os hemos querido dejar unos ejemplos para el tratamiento de la Enuresis noctura, es muy importante destacar que no podemos llevar a cabo ninguna de estas técnicas sin la supervisión de un profesional.
Si creemos que el problema supera las barreras de la normalidad, debemos acudir a un experto que determine las causas y así pueda ayudarnos a elegir la técnica más correcta en cada uno de los casos.

Nótese que no hemos querido usar solamente la palabra niño/a ya que se trata de un problema que puede superar determinadas edades de la infancia.

No es algo de lo que debamos avergonzarnos y esconderlo, sino que debemos pedir ayuda a la persona cualificada que corresponda. De hecho, el no tratar la Enuresis llegados a determinadas edades que consideramos “más adultas”, como puede darse en algunos tipos de discapacidad intelectual u otros trastornos del comportamiento, puede estar provocando problemas en la autoestima de la persona que lo sufre, sin que pueda hacérnoslo saber.

De este modo, siempre os recomendamos que acudáis a un profesional para valorar la gravedad vuestro problema.

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