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La parálisis del sueño

Puede habernos sucedido que, en alguna ocasión, tras haber estado durmiendo y, en el momento de despertarnos, hayamos abierto los ojos y, presas del pánico, descubierto que estamos tendidos inertes sin la capacidad de mover ni un solo músculo del cuerpo. En la antigüedad, esta situación era asociada a la presencia de espíritus malignos como son el Íncubo (masculino) y el Súcubo (femenino) cuya función era introducirse dentro de los sueños de los mortales con el objetivo de absorber la energía vital de estos.

No nos hará falta una exhaustiva búsqueda para encontrar diversos relatos acerca del Íncubo y Súcubo. Os invitamos a que os adentréis en la Red para buscar el famoso cuadro de Henry Fuseli llamado “La pesadilla” o la famosa escultura “Le Cauchemar” (la pesadilla) de Eugène Thivier, para que podáis tener una idea visual del tema que vamos a tratar a continuación.

Uno de los ejemplos más conocidos acerca de estos relatos es la historia del “Old Hag” (La vieja bruja), un espíritu nocturno del folclore anglosajón y germano que se sienta sobre el pecho de sus víctimas y les provoca terribles pesadillas, impidiéndoles moverse y respirar.

Todos estos relatos corresponden a una patología del sueño denominada parálisis del sueño. ¿Sabes en qué consiste?

Se trata de un trastorno del sueño o parasomnia (trastornos del despertar, de la asociación sueño-vigilia y los asociados al sueño de movimientos oculares rápidos), más común de lo que nos pueda parecer, que tiene lugar en la transición entre el sueño y la vigilia tanto a la hora de conciliar el sueño como a la hora de despertar. A pesar de su corta duración, ese episodio suele ir acompañado de una gran sensación de angustia dado que la persona se encuentra completamente consciente con la capacidad de ver, sentir y oír pero sin poder hablar o moverse. Se sentirá atrapado en su propio cuerpo. Además, por tratarse de una fase de transición entre el sueño y el despertar, en algunas ocasiones se podrán experimentar alucinaciones (denominadas hipnagógicas cuando estamos pasando de la vigilia al sueño e hipnopómpicas cuando estamos saliendo del sueño para volver al estado de vigilia) tanto de carácter visual como auditivo e incluso una sensación de opresión en el pecho. Esta última característica del episodio es lo que antiguamente se atribuía al peso del demonio sentado sobre nosotros para succionarnos nuestra energía.

Para poder explicar y entender esta parasomnia primero necesitamos conocer las fases del sueño:

Fase I. Fase de sueño ligero, en la que las personas todavía son capaces de percibir la mayoría de los estímulos (auditivos y táctiles). El tono muscular disminuye.

Fase II. Fase donde se produce una desconexión del entorno y facilita, por tanto, la actividad de dormir. El tono muscular es menor que en la fase I y desaparecen los movimientos oculares.

Fase III. El sueño se vuelve más profundo. Si el individuo despierta durante esta fase, se siente confuso y desorientado. El tono muscular es aún más reducido que en la fase II y tampoco hay movimientos oculares.

Fase IV. Se trata de la fase de mayor profundidad del sueño, en la que la actividad cerebral es más lenta. Esencial para la recuperación física y, especialmente, psíquica del organismo. En esta fase, el tono muscular está muy reducido. No es la fase típica de los sueños, pero en ocasiones pueden aparecer imágenes, luces o figuras sin una línea argumental. Es importante señalar que en esta fase es en la que se manifiestan alteraciones como el sonambulismo o los terrores nocturnos.

Fase IV o REM/MOR (Rapid Eye Movement o Movimiento de Ojos Rápido). En esta fase se presentan los sueños en forma de narración y con un hilo argumental. El tono muscular es nulo (atonía muscular o parálisis). En esta fase se producen las pesadillas además de la parálisis del sueño.

Como ya os hemos explicado en alguna que otra ocasión, estas fases se irán repitiendo a lo largo de la noche en ciclos de 90 minutos. Aproximadamente, realizamos estos ciclos de manera completa unas 4 veces por noche.

Normalmente, las fases se van siguiendo sin ninguna dificultad, pero ¿qué sucedería si empezamos a recuperar el estado de vigilia dentro de la última fase REM/MOR?

La parálisis del sueño se daría por la activación de un estado de vigilia o despertar dentro de esta última fase, donde nuestros movimientos siguen inhibidos y aún estamos inmersos en los últimos retazos del sueño propiamente dicho. Literalmente, nos encontraremos despiertos mientras que parte de nuestro cerebro aún se encuentra saliendo del sueño. Sería como una aceleración del proceso intentando saltar de la última a la primera fase sin llevar a cabo la transición necesaria.

Aunque suele darse en individuos con buena salud mental, es común que se produzca en momentos en los que estamos siendo sometidos a grandes cantidades de estrés, cansancio, presión o ansiedad.

A pesar de que no existe ningún riesgo para la vida y que la sensación cesa a los pocos segundos, estos episodios se viven de manera terrorífica por la sensación de inmovilidad junto al posible contenido onírico que tiñe la vivencia con tonos “sobrenaturales”. Nuestro cerebro estaría fusionando componentes que se encuentran en el proceso del sueño con la activación fisiológica del despertar.

Las recomendaciones para superar este trance serían mantenerse relajados sin perder la calma dado que no estamos corriendo ningún peligro real. Lo ideal sería volver a cerrar los ojos e ir moviendo poco a poco las diferentes zonas del cuerpo como son piernas, brazos y manos para acelerar el proceso de recuperación del tono muscular. Tras despertar del todo, sería aconsejable esperar unos minutos antes de volver a conciliar el sueño ya que, si no, corremos el riesgo de aumentar las probabilidades de padecer otro episodio de parálisis del sueño.  

Como curiosidad os indicaremos que esta parasomnia suele darse con mayor frecuencia cuando dormimos boca arriba o nos acostamos con el estómago bastante lleno, razón por la que la mayoría de estas experiencias se experimentarían a la hora de la siesta.

“¿Quién dice que lo sueños y las pesadillas no son tan reales como el aquí y ahora?”.

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